sábado, 19 de noviembre de 2011

EX-plicación MAYÚSCULA

Hoy retomamos el tema de las reglas de escritura y de la corrección en el habla, sin ánimo de ofender a nadie ni mucho menos de ser cargante. Mi único propósito es hacer aclaraciones que puedan servir de ayuda a las personas que desean usar la lengua correctamente. Quien no esté interesado puede pasar por alto esta entrada y dedicarse a actividades mucho más lúdicas.

He tenido frecuentes discusiones con mucha gente relacionadas con la acentuación de las palabras mayúsculas. Cada vez que le llamo la atención a alguien porque no ha puesto una tilde necesaria en una letra mayúscula, sistemáticamente me replican lo mismo: “es que las letras mayúsculas no llevan tilde”. Y yo le contesto que sí llevan tilde si les corresponde, exactamente igual que si fueran letras minúsculas. Y ellos atacan de nuevo: “Pues yo de toda la vida he sabido que en las mayúsculas no hace falta poner la tilde”. Y yo contraataco: “Pues que yo sepa, la Academia de la lengua jamás ha dicho que no hubiera que ponerla”. Cuando esta conversación se produce entre un estudiante y yo, la frase que más oigo es esta: “Pues mi profesora ha dicho que sólo llevan tilde las minúsculas”.

Llegados a este punto se me plantea un gran conflicto: ¿le digo que a veces los profesores dicen una cosa y los alumnos interpretan otra? Posible réplica del alumno en cuestión: “Pues ni que yo fuera tonto y no entendiera lo que me dicen”. ¿Le digo que su profesora no se sabe las reglas de acentuación? Posible reacción del alumno: “Pues vaya mierda de profesora”. Y a lo mejor resulta que la buena mujer sí que es buena profesora, pero simplemente no sabía esa regla, quizás porque a ella también se la enseñaron mal y no ha hecho más que repetirla. Ante semejante dilema, si tengo la suerte de tener al alcance de la mano la Ortografía de la lengua española, recurro a lo único que es capaz de convencer a un alumno beligerante: enseñarle el texto publicado por la Real Academia donde se dice que sí, que hay que poner tilde en las letras mayúsculas:  

La acentuación gráfica de las letras mayúsculas no es opcional, sino obligatoria, y afecta a cualquier tipo de texto. Las únicas mayúsculas que no se acentúan son las que forman parte de las siglas; así, CIA (sigla del inglés Central Intelligence Agency) no lleva tilde, aunque el hiato entre la vocal cerrada tónica y la vocal abierta átona exigiría, según las reglas de acentuación, tildar la i.

Si en lugar de esta explicación rápida y simple alguien está interesado en ver el texto completo al respecto, puede encontrarlo en el capítulo IV, párrafo 3.3 de la citada Ortografía.

Por cierto, tengo que hacer una rectificación acerca del uso del prefijo ex- (que aparece en una de mis entradas del blog, concretamente la del 8 de septiembre de 2011, titulada “Los maltratadores de la lengua”). En esa entrada no tuve en cuenta las nuevas reglas de ortografía de la Real Academia, que modifican en parte las que habían establecido al respecto. Aquí va lo nuevo acerca del uso de prefijos:

(…) Las normas aquí expuestas rigen para todos los prefijos, incluido ex-. Para este prefijo se venía prescribiendo hasta ahora la escritura separada (…). A partir de esta edición de la ortografía, ex- debe someterse a las normas generales que rigen para la escritura de todos los prefijos y, por tanto, se escribirá unido a la base si esta es univerbal (exjugador, exnovio, expresidente, etc.), aunque la palabra prefijada pueda llevar un complemento o adjetivo especificativo detrás: exjugador del Real Madrid, exnovio de mi hermana, expresidente brasileño, etc.; y se escribirá separado de la base si esta es pluriverbal: ex cabeza rapada, ex número uno, ex teniente de alcalde, ex primera dama, etc.

En la Ortografía de la lengua española el texto completo se encuentra en el capítulo V, párrafo 2.2.2, en la sección donde se dan los ejemplos con ex-.

Yo no soy experta en ortografía, ni en nada en particular. Hay un montón de reglas de ortografía que no controlo, muchísimas que creo que sé pero que cuando me asomo a ellas tienen tantos matices que al final resulta ser más lo que no sé que lo que domino. Cada vez soy más consciente de la infinidad de lagunas que poseo respecto a la escritura y cada trabajo de corrección que hago se convierte en un tremendo ejercicio de humildad. A veces es desesperante y precisamente porque me doy cuenta de lo difícil que es hablar y escribir correctamente he decidido incluir en mi blog estas breves lecciones, por si sirven de ayuda a quien me lea. Y es que al final, por más que no quiera, me acaba saliendo la vena de profe. La parte buena es que al mismo tiempo que enseño, siempre aprendo algo. Ya lo decía el sabio Gracián: “No hay maestro que no pueda ser discípulo”.