miércoles, 27 de febrero de 2013

El tren de la bruja se ha hecho popular


Como todo el mundo sabe, llevamos unas semanas montados en una especie de tren de la bruja en el que a cada recodo algún personaje grotesco sale de repente para sorprendernos con la clara intención de asustarnos. A veces el resultado es, sin duda, un gran sobresalto, pero otras, quizás debido a la repetición absurda o a su histriónica actuación, en lugar de espantarnos nos produce risa.
Desde el día en que salieron a la luz los ya famosos papeles del Sr. Bárcenas, extesorero del Partido Popular (aka PP), se ha producido un intento tras otro de dar una explicación coherente a una supuesta contabilidad B que está trayendo de cabeza a los miembros de la cúpula de nuestro gobierno. Lo primero que nos contaron fue que ese individuo había dejado de trabajar para el partido en el año 2010 (en el 2009 según alguno que no memorizó bien la fecha que le dieron). Luego se descubrió que Bárcenas había recibido del PP en los últimos dos años la escalofriante cifra de 200.000 euros, céntimo arriba o abajo… Ante esta tremenda contrariedad, el PP nos dijo que le habían estado pagando una indemnización en diferido, es decir, a plazos, por haber dejado de trabajar con el partido. Después se descubre que además de esos ingresos mensuales el PP había cotizado a la Seguridad Social y aplicado el IRPF, algo que, según los expertos, sería una falta gravísima, si no un crimen. Entonces viene lo más glorioso, el giro más inesperado y rocambolesco con el que nos podían deleitar los ilustres dirigentes de nuestro país: la explicación que nos regaló hace unos días doña María Dolores de Cospedal, jurista española, abogada del Estado, presidenta de la Comunidad de Castilla-La Mancha, secretaria general y número dos del Partido Popular. El vídeo, que dura 3:51 minutos, se puede ver en el siguiente enlace:   
No obstante, y como últimamente alguna información desaparece inopinadamente de la red sin que uno sepa muy bien por qué, o aparece censurada, escribo a continuación lo que dice la Sra. de Cospedal en el video, aunque confieso que no he sabido transcribir los titubeos y el nerviosismo que transmitía. Por favor, leedlo entero porque no tiene desperdicio y es muy ilustrativo.
“Este partido no acepta chantajes, y el presidente del gobierno no acepta chantajes, y el presidente del partido no acepta chantajes, se lo digo con toda la tranquilidad, de ninguna manera”.
[Un periodista le pregunta sobre los pagos a Bárcenas a los que supuestamente se le aplicaron retenciones y el IRPF, si eso es legal según los servicios jurídicos del PP y si están dispuestos a mostrar la documentación relacionada con la extinción del contrato de Bárcenas]
“Vamos a ver, ...eh… la indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido y, como fue una indemnización en diferido, en forma, efectivamente, de simulación de…, simulación o de lo que hubiera sido en diferido en partes de una… de lo que antes era una retribución tenía que tener la retención a la seguridad social, es que si no hubiera sido… ahora se habla mucho de pagos que no tienen retenciones a la seguridad social, ¿verdad?, pues aquí se quiso hacer como hay que hacerlo, es decir, con la retención a la seguridad social. Y, mire usted, yo le voy a decir algo bien claro, si hubiera habido algo que ocultar, si hubiera habido algo que ocultar…, es más, gobernando en España el partido socialista y, por lo tanto, teniendo acceso absolutamente a toda la documentación oficial, pues no se habría hecho un pago en diferido de una indemnización en forma de retribución, o se habría hecho ese pago también dándole la forma en su parte de cotizaciones sociales, no se entendía que hubiera nada que ocultar, y no había nada que ocultar, y por eso se hizo con esa claridad, fue un acuerdo entre partes. Hoy hay personas que pueden discutir si es más o menos oportuno, si jurídicamente está mejor o peor llevado, o mejor o peor hecho, pero así fue como se pactó”.
[Periodista: “Creo que no ha contestado a las dos preguntas anteriores, concretamente si tiene la intención de enseñar el finiquito o… para, para terminar con la controversia que hay en torno a este asunto”.]
“Perdone, la controversia la tendrán ustedes, yo, perdóneme, con todo, con toda amabilidad y con todo el respeto, yo no tengo ninguna controversia. Este señor, como sabe todo el mundo, dejó de prestar servicios en el partido popular y dejó de ser tesorero del partido popular y dejó de ser senador del partido popular en el año 2010, es que controversia no hay ninguna”.

 [Otro periodista le dice que se ha quedado a medias la explicación sobre la el finiquito de Bárcenas. Le pregunta si desde el partido admiten al menos que existe una contradicción sobre el hecho de que se haya extinguido el contrato de Bárcenas y que se le siga pagando y cotizando a la seguridad social durante casi tres años].

 “Vamos a ver, mire, creo que he contestado ya a cuatro o cinco preguntas de la indemnización y me va a perdonar pero la doy por contestada, la doy por contestada. Yo he podido ser más o menos correcta, o estar más o menos brillante en mi contestación, o en todas las contestaciones que he dado, pero la doy por contestada, ¿eh?, y digo otra vez, una vez más, se trató de una indemnización en diferido, y a uno le puede parecer bien o mal cómo se pactó en su día, pero así fue como se pactó, así fue como se pactó”.
Supongo que volveré a hablar de este tema en un futuro no muy lejano pero hoy no me siento con fuerzas para decir nada más. Se ve que este tren de la bruja, que se ha hecho tan popular, entre sustos y risas me está dejando sin energía.

lunes, 18 de febrero de 2013

Todo esto es cierto, salvo alguna cosa, supuestamente


Estoy tremendamente enfadada, o quizás debería decir cabreada, palabra que, aunque a alguien le pueda parecer malsonante, está recogida en el diccionario de la Real Academia como sinónimo de irritado, malhumorado, amostazado, etc. Ya sé que ahora todo el mundo dice que está indignado, supongo que porque algunas personas creen que es más fino, o quizás piensan que eso es estar mucho más irritado; pero yo soy de la vieja escuela, de los que se cabrean porque la palabra indignarse no expresa lo suficiente. Yo sería incapaz de renunciar al "mecagoental" por un simple y descafeinado "cáspita".

Pero volviendo a lo mío, decía que estoy enfadadísima. Me levanto por la mañana, más o menos cansada según haya dormido, me preparo mi smoothie o mi cafetito y me siento delante del ordenador a leer las noticias del día. Antes este era un acto bastante rutinario, tranquilo incluso, aunque siempre me encontraba cosas con las que es mejor no iniciar el día; pero es que ahora no voy ni por la mitad del vaso cuando ya se me empieza a calentar la sangre.

Estoy harta de leer siempre lo mismo: un individuo —un dueño o director de un banco, o un político, o un empresario— que ha sido llevado a los tribunales por hurto, estafa, blanqueo de dinero, cohecho, alzamiento de bienes, desfalco, manipulación del mercado, usura, etc., etc., etc., pero que ya está en la calle para poder seguir delinquiendo y riéndose de los demás porque, según los tribunales, que son muy sesudos, no se pueden probar esos crímenes y delitos. Dos páginas más adelante leo que hay una familia a la que van a desahuciar porque no paga el alquiler: el hombre, que lleva cuatro años en el paro, tiene dos hijos que alimentar, uno de ellos discapacitado; la mujer no puede trabajar fuera de casa porque, como han retirado las ayudas, tiene que cuidar ella sola a sus hijos, al que no puede valerse por sí mismo y al otro, que todavía es pequeño y que, por supuesto, no puede llevar a una guardería privada. El padre, mientras tanto, está pidiendo dinero en la calle o intentando que algún familiar o amigo con más fortuna le eche una mano.

La vivienda de esta familia tiene menos metros cuadrados que el espacio donde se reúnen los representantes públicos —a quienes les estamos pagando el sueldo— para decidir los recortes en la sanidad, en la educación, en las ayudas sociales y en cualquier otra cosa que, en su opinión, no sea importante para la ciudadanía. Al fin y al cabo, están ahí porque la mayoría de los individuos de este país —en vaya usted a saber qué condiciones de resaca política o como resultado de no sé qué supuesta venganza hacia el gobierno anterior— decidieron darles un poder que, aunque no era absoluto, ellos han convertido en incontestable por la gracia divina. Me pregunto si de verdad se creen que han sido elegidos por su dios para arrancar a este país de las manos del bienestar social, cosa que en muy pocos meses ya han logrado.

El alquiler mensual de la vivienda de esa familia a punto de ser desahuciada es más bajo que la cuenta que pagan —¿de su bolsillo?— esos servidores públicos por una sola comida de trabajo. El alquiler de esa vivienda durante un año entero, doce meses con todos sus días, uno detrás de otro, cuesta lo mismo —o quizás un poco menos— que alguno de los bolsos de mano que la mujer de algún político ha recibido como regalo de un empresario en un gesto tan altruista que espanta. A esa familia no le hacen falta cinco mil euros para pagar la fiesta de cumpleaños de sus hijos; necesita ese dinero para pagar su casa durante un año entero, para que sus hijos no se queden en la calle y puedan cumplir un año más debajo de un techo.

¿Sabéis qué pasaría si al padre de esta familia se le ocurriera robar un bolso con cuyo valor podría pagar el alquiler de su casa durante un año? Apuesto a que lo meterían en la cárcel y los jueces tendrían pruebas más que suficientes para retenerlo, sin posibilidad de pagar ninguna fianza.

No entiendo por qué en todas partes hablan de supuestos pagos, supuestos desfalcos, supuestos crímenes, cuando está clarísimo lo que pasa con los "supuestos" criminales que nos han llevado a esta situación. Supongo que tenemos un supuesto gobierno democrático que se deja guiar cuando le interesa por un supuesto tribunal que toma decisiones supuestamente justas, que se deja supuestamente sobornar por bancos y empresarios; un gobierno que es supuestamente incapaz de tomar decisiones valientes y solucionar los problemas que nos acucian a todos y acabar de una vez por todas con la supuesta corrupción que asuela este país y en la que supuestamente están implicados muchos miembros del actual gobierno y de otros partidos políticos, supuestamente.

Yo no estoy supuestamente harta ni supuestamente enfadada: estoy hasta las narices de que nos tomen el pelo y cansada de que no llamen a las cosas por su nombre. Me parece muy bien que haya gente indignada, y me alegro de que todo el mundo salga a la calle a protestar contra todos los que nos están estafando y nos acusan a nosotros de haber provocado esta “supuesta” crisis.

A diferencia de lo que dijo el otro, todo lo que yo he dicho aquí es cierto, salvo alguna cosa, así que se me ocurre que todos esos supuestos criminales podían irse a hacer supuestas puñetas.